El fenómeno de la paralización de desahucios

De un tiempo a esta parte se está poniendo de moda la proliferación de procesos de paralización de desahucios en nuestro país. Todo comenzó en Cataluña, pero poco a poco se está extendiendo a toda España, y ya se conocen casos en casi todas las ciudades de la geografía española. Unos casos que nos lleva a realizar una reflexión profunda.

¿Es bueno que se paralicen los desahucios?

En un primer instante, y desde el punto de vista humano, es evidente que nadie puede estar en contra de la paralización de los desahucios. Un desahucio significa una familia que se va a la calle y se queda sin casa, por lo que la esencia humana nos lleva a solidarizarnos con ellos.

Ahora bien, desde un punto de vista del funcionamiento económico no es bueno que se paralicen, ni justo con los que no se paralizaron. Las personas obligadas a abandonar su vivienda son personas que no pueden pagar un préstamo que solicitaron y firmaron en total libertad, por lo que, como responsables de sus actos, no pueden exigir nada a nadie.

Si se sigue extendiendo la paralización de desahucios podemos llegar a un momento en el que ningún documento firmado sirva para nada y que todo quede en papel mojado.

¿Existen casos en los que sí se deberían de paralizar estos desahucios?

Sin duda:

1. Cuando esté de por medio una denuncia por fraude. Si una familia ha presentado una denuncia por fraude contra la entidad financiera que está llevando a cabo el desahucio, es de sentido común que el tribunal dictamine una suspensión cautelar hasta que se resuelva la denuncia, ya que en otro caso sería imposible resarcir el daño causado.

2. Casos de familias numerosas y extrema pobreza. Cuando realmente se den las circunstancias oportunas, con familias con hijos a su cargo, y sin ningún tipo de ingreso ni para poder alquilar otra vivienda, estaría justificada la detención del desahucio.

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