Esperanza Aguirre es un animal político como pocos, una de esas personas que conoce a la perfección el escenario político y sabe moverse en él como una auténtica maestra, y ahora sabe que el debate hipotecario da votos y popularidad por lo que no ha dudado en utilizarlo.
Ya llevaba varias semanas lanzando diferentes propuestas dirigidas a ayudar a las familias con problemas, que no pudieran pagar sus cuotas hipotecarias y que necesitaran un pequeño empujoncito para cuadrar sus presupuestos.
Y ahora ha lanzado una nueva idea, la idea de eliminar la letra pequeña de los contratos hipotecarios con el objetivo de garantizar la transparencia de los mismos y permitir que los usuarios que los contraten conozcan perfectamente lo que están contratando.
Evidentemente, se trata de una medida que no se puede criticar porque está orientada a la ayuda a los consumidores, ahora bien, más que luchar porque se elimine la letra pequeña de los contratos podrían ofrecer algo más concreto, como, por ejemplo, eliminar la cláusula suelo o implantar la dación en pago, propuestas éstas realizadas desde el movimiento 15M.
Sin embargo, Esperanza Aguirre ya tuvo una mala experiencia al respecto cuando se lanzó a prometer el oro y el loro sin tener capacidad administrativa para luego ejecutarlo, lo cuál generó cierta polémica sobre su oportunismo político, más populista y demagógico que efectivo.
En cualquier caso, bienvenida sea cualquier actitud que trate de mejorar la transparencia de los contratos hipotecarios, aunque esta misma medida, si finalmente sale adelante, debería de aplicarse a todos los contratos en general.
