Aunque la previsión a principio de 2021 sobre la evolución de la firma de hipotecas a tipo fijo era buena, realmente nadie vaticinó lo que iba a ocurrir al menos en el primer semestre del año. Y lo ocurrido, merece realmente que dediquemos un tiempo a tratar de entenderlo.
Si tomamos los datos del INE de primer semestre de 2021, vemos de entrada dos cosas muy interesantes. La primera de ellas es un momento más que notable la firma de préstamos hipotecarios. Efectivamente, se contrata más hipotecas y además son más caras, compramos más viviendas y de mayor precio.
Pero, es el segundo dato en el que nos queremos detener. Del conjunto de las firmas de hipotecas el primer semestre 100.000 fueron a tipo fijo esto ha significado de media que prácticamente las hipotecas a tipo fijo han superado a las hipotecas a tipo variable. Habiendo algunos meses, como por ejemplo abril, donde de hecho se firmaron más hipotecas a tipo fijo que a tipo variable (un 58% del total de préstamos hipotecarios)
si el segundo semestre del año se comporta de manera similar, vamos a estar sin duda ante un escenario inédito, y especial en el que las hipotecas a tipo fijo van a competir de tú a tú con las hipotecas a tipo variable.
Por qué está furia por la hipoteca a tipo fijo
Teorías al respecto hay muchas. Pero, probablemente, como suele ocurrir, será de la mezcla de muchas de estas teorías donde encontraríamos una verdad más o menos certera.
Del análisis de las hipotecas a tipo fijo en la actualidad extraemos una primera conclusión que, obviamente tiene mucho que ver en todo lo que está ocurriendo. Y es que, comparativamente, las hipotecas a tipo fijo cada vez son más baratas y cada vez se acercan más a las hipotecas a tipo variable.
Por ejemplo, no es difícil encontrar una hipoteca a tipo fijo que, cumpliendo las condiciones de bonificación ronde el 2%. Por su parte, las hipotecas a tipo variable, con el Euríbor en negativo y los diferenciales alrededor del 1%, no presentan una diferencia abismal como antaño ocurría entre el tipo fijo y tipo variable.
Aquellas personas de cierta edad recordarán las épocas de tipo fijo por encima de ti por ciento. De hecho, si tomamos los datos desde que se recogen estadísticamente, vemos que las hipotecas a tipo fijo a finales de la primera década del siglo se movían alrededor del 6,5%. A mediados de la pasada década se movían alrededor del 3,5% o 4%, y en la actualidad, se mueven alrededor del 2% (más baratas incluso con la vinculación).
Pero, si en el precio encontramos una motivación más que justificada, también encontramos en los plazos de amortización. Antaño las hipotecas a tipo fijo no se concedían con los mismos plazos de amortización que las hipotecas a tipo variable. Lo usual era encontrar hipotecas entre 15 años y 20 años de plazo de amortización. En la actualidad, prácticamente toda la oferta de hipoteca tipo fijo, se puede extender hasta los 30 años, encarece el producto, es cierto, pero facilitar los plazos de amortización desconocidos anteriormente para este tipo de hipoteca.
Y. por último, un aspecto destacable y que parece muy interesante para el análisis, es la posibilidad de que como comparadores hayamos aprendido algunas lecciones de las dos grandes crisis de este siglo. La crisis financiera de finales de la primera década, con el enorme impacto que supuso sobre las hipotecas a tipo variable, y la propia crisis provocada por la pandemia de coronavirus, que ha traído consigo la importancia del ahorro, de control financiero y de la gestión clara de las cuentas. Algo que, se atribuye a la hipoteca tipo fijo, aun siendo más cara, que a la hipoteca tipo variable.