Cómo saber si te merece la pena una hipoteca bonificada

Cuando estás buscando financiar la compra de una vivienda, es posible que los bancos te ofrezcan una hipoteca bonificada. A primera vista, la idea suena bien: un tipo de interés más bajo a cambio de contratar otros productos, como un seguro de vida o domiciliación de nómina.

Pero, ¿realmente te compensa? Aquí te ayudo a decidir si es la mejor opción para ti.

¿Qué es una hipoteca bonificada y cómo funciona?

Una hipoteca bonificada te permite acceder a un tipo de interés más reducido, pero solo si contratas ciertos productos adicionales con el banco, como seguros, tarjetas de crédito o planes de pensiones.

A priori, parece un buen negocio, ya que puedes reducir considerablemente el coste del préstamo hipotecario. No obstante, es esencial que valores si realmente necesitas esos productos o si los estás contratando solo para obtener la bonificación.

Por ejemplo, si ya tenías pensado contratar un seguro de hogar o de vida, la bonificación puede ser beneficiosa. Pero si los productos ofrecidos no encajan con tus necesidades, estarás pagando de más por algo que no te aporta valor.

Es importante recordar que si en algún momento dejas de cumplir las condiciones de los productos contratados, perderás la bonificación y tu cuota mensual se incrementará, lo que puede hacer que la hipoteca te salga más cara a largo plazo.

Cómo calcular si una hipoteca bonificada te conviene

La clave para saber si te merece la pena es hacer números. Aquí tienes algunos aspectos que debes considerar antes de tomar la decisión:

  1. Compara la TAE bonificada y no bonificada: La TAE (Tasa Anual Equivalente) te ofrece una visión más completa del coste total de la hipoteca, ya que incluye los intereses y otros gastos adicionales. Comparar la TAE con y sin bonificación te ayudará a ver si el ahorro en el tipo de interés compensa los costes de los productos adicionales que debes contratar.
  2. Analiza tus necesidades a largo plazo: Piensa si realmente vas a necesitar los productos asociados a la bonificación durante toda la vida del préstamo. La hipoteca suele durar varias décadas, por lo que es importante que puedas cumplir con las condiciones de la bonificación de forma sostenida. Si ves que alguno de los productos no te será útil o podría volverse caro con el tiempo, quizás sea mejor optar por una hipoteca sin bonificaciones.
  3. Ten en cuenta la flexibilidad: Al contratar una hipoteca bonificada, es posible que te sientas «atado» al banco durante años. Cambiar de entidad o hacer una subrogación podría resultar más complicado si tienes varios productos vinculados a la hipoteca. Si valoras la libertad financiera y la posibilidad de cambiar de banco, es importante que lo pienses dos veces antes de optar por la bonificación.

En resumen, una hipoteca bonificada puede ser una buena opción si ya tenías intención de contratar algunos de los productos que exige el banco y si el ahorro en intereses es significativo. No obstante, si los productos adicionales no te aportan valor o te limitan a largo plazo, podría ser mejor optar por una hipoteca sin bonificación y buscar esos productos por separado en el mercado.

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