La campaña electoral ha comenzado ya, no de forma oficial, pero sí en realidad, de hecho, y el debate hipotecario se plantea como una cuestión fundamental habida cuenta del descontento social con la situación actual y con la poca implicación de las entidades financieras con la salida general de la crisis de todos los ciudadanos.
Si al poco de convertirse en candidato de manera oficial, Rubalcaba ya anunció que aplicaría impuestos especiales a la banca con el objetivo de que ayudaran a que la sociedad iniciara la senda de la recuperación económica, ahora, tras el anuncio del Santander de aplicar una carencia de 3 años a las familias hipotecas con problemas, el propio candidato socialista ha querido apuntarse el tanto de este movimiento.
Pero el PP no se queda atrás, y Rajoy ya ha anunciado que si logra acceder a la Moncloa en las próximas elecciones buscará la racionalización del sector y fomentará el sector de la construcción a través de la reedición de un nuevo modelo de desgravación fiscal por compra de vivienda, similar al que generó la burbuja inmobiliaria y que acaba de ser derogado por el Gobierno socialista.
Tanto unos como otros quieren captar el voto de los ciudadanos descontentos con los bancos y que no pueden hacer frente al pago de sus hipotecas, por lo que no sería de extrañar que durante toda la campaña escucháramos propuestas de lo más variopintas, para contentar a unos y otros y conseguir llegar a la Presidencia del Gobierno.