Durante los años de burbuja inmobiliaria las hipotecas eran concedidas al 100%, o incluso al 110%, cuando todos los analistas financieros coinciden en afirmar que el límite recomendable nunca debería superar el 80% del valor de tasación del inmueble, un límite que en los últimos años sí se está respetando por parte de las entidades financieras.
Aún así, el Banco de España maneja cifras de un 16% de hipotecas registradas con un capital por encima del 80% del valor de tasación del inmueble sobre el que se constituyeron, lo que genera graves riesgos para las entidades financieras.
Por un lado, la tasa de morosidad para las hipotecas que superan el 80% del valor de tasación está por encima del 7%, mientras que cuando la hipoteca está por debajo de ese porcentaje, la tasa de morosidad ni siquiera llega al 3%.
Y, por otro lado, el límite del 80% está dispuesto para cubrir a la entidad financiera de la posible depreciación que puede sufrir el inmueble durante la vida útil del préstamo. De hecho, los datos reflejan que desde el año 2007 hasta hoy, la depreciación media de los inmuebles en España ha sido del 20%.
Por tanto, si las entidades financieras se hubieran sido fieles al 80% del valor de tasación de las viviendas, ahora mismo no estarían sufriendo pérdidas económicas a la hora de embargar las viviendas, más allá de la imposibilidad de conseguir ingresos líquidos con ellas.
En definitiva, el límite del 80% del valor de tasación de la vivienda no es capricho, y sí un ejercicio de responsabilidad de la entidad financiera, por lo que habría que desconfiar de todas aquellas entidades dispuestas a llegar al 100%, ya que estarían mostrando una toma de riesgos innecesaria y excesiva.