Nos recordaba la prensa generalista en los últimos días como aun muchas denuncias por cláusulas suelo se acumulan sin resolver en los juzgados. Esto, a su vez, nos hacía retroceder en el tiempo a unos años en los que la comercialización de las hipotecas fue cuando menos dudosa en muchos aspectos.
Y, de ese concepto, surge el título de este artículo y, sobre todo, el recordatorio de lo que es un préstamo hipotecario y lo que nunca debe ser un préstamo hipotecario. Pero para ello debemos retroceder un poco en la historia.
La época del dinero fácil y la hipoteca atrápalotodo
Probablemente, para los lectores entre 20 y 30 años, sea complejo entender lo que vamos a contar, pero esto es historia y, desde luego, no tan lejana.
A comienzos de siglo, con la explosión de finales del siglo pasado de ladrillo, el volumen de hipotecas aumento de manera exponencial. Se vivió la época de dinero fácil en el que el acceso a las hipotecas era realmente sencillo, de hecho, mucho más sencillo que hoy en día.
Se generó una auténtica furia hipotecaria en la que, desafortunadamente, muchas personas se vieron atrapadas y, con la crisis de 2008, y sobre todo con los efectos posteriores a comienzos de la pasada década, se convirtieron en trampas financieras muy complejas de las que, aún día, muchas personas no han conseguido salir.
Una de las características de aquella época fue el concepto de hipoteca abierta capaz de financiar cualquier cosa. Esto significaba que, no era infrecuente, encontrar personas que habían incluido en su hipoteca no sólo los gastos relativos a la vivienda, gastos de constitución, etc., sino otros bienes como, por ejemplo, la adquisición de coches, e incluso, en casos extremos, gastos como el pago de unas vacaciones. Esto queda mismo nos parece ciencia-ficción, puede hecho una práctica extendida.
Obviamente, con la distancia, y con el tremendo resultado de la crisis hipotecaria, no parece muy interesante incluir el coche en un préstamo hipotecario a 25 o 30 años, cuando probablemente ya ni siquiera tenemos en coche, y con unos intereses brutales. Sin embargo, entonces aquello parecía natural.
Lo que es y lo que no es un préstamo hipotecario
Obviamente un préstamo hipotecario no es un préstamo al consumo. La hipoteca se orienta exclusivamente a la adquisición de un bien inmueble, y es el mecanismo financiero adecuado a tal fin. Sin embargo, debe ser utilizada en consecuencia a unos factores que van más allá del hecho de si en el momento es posible o no asumir las cuotas.
En primer lugar, el endeudamiento que va a suponer. Aunque la hipoteca se considera una deuda sana, lo cierto es que mensualmente va a suponer un coste. Si a esto le debemos sumar, por ejemplo, un préstamo personal para cubrir la parte de financiación que no cubre la hipoteca, los gastos, etc. tal vez el nivel de endeudamiento sea mayor del que realmente puede soportar nuestra economía.
El segundo lugar no sobredimensionar nuestra economía más allá de lo realista. Si algo estamos aprendiendo en las últimas décadas, es que aquellos tiempos de economías sólidas que se mantenían en el tiempo ya no existen. El factor imprevisto debe estar siempre dentro de las posibilidades. Sobredimensionar el gasto adquiriendo compromisos hipotecario superiores a los que en una circunstancia distinta a la actual podemos hacer frente, no es una buena idea. En general, el consejo sería entender la hipoteca como una herramienta para la financiación racional de una vivienda que sí podemos permitirnos, para la que tenemos dinero ahorrado suficiente como para cubrir la diferencia de financiación, y sobre la que estamos razonablemente seguros de que no supondrá un problema económico en cuanto a la amortización de sus cuotas