A la hora de contratar un crédito hipotecario, lo primero que solemos pensar es el tiempo que vamos a estar pagando la hipoteca. Esto resulta una gran preocupación ya que, en la actualidad, hay mucho problemas en el pago de la hipoteca y en consecuencia llegan los desahucios.
Frente a dicha situación, muchos se preguntan, ¿Se puede alargar el plazo del préstamo? El alargamiento del plazo de vencimiento de su préstamo hipotecario puede ser una solución eficaz a eventuales dificultades coyunturales para el pago de la cuota anual de amortización sobre todo si, no incurre en gastos de formalización de la operación.
Técnicamente, el único procedimiento para reducir la cuota manteniendo el tipo de interés consiste en alargar el plazo, lo que comporta un alargamiento del ritmo de devolución del capital y un incremento del coste financiero total, por lo que es muy conveniente que antes de decidirse analice estos efectos aplicados a su caso concreto.
Ahora bien, piense también que esta puede ser una medida totalmente temporal y que una vez resuelta su dificultad específica para asumir una cuota mayor. Usted podría reducir de nuevo el plazo de amortización para ajustarlo a las nuevas circunstancias económicas, acelerando de nuevo el ritmo de devolución de capital y aminorando el coste global de la operación.
¿Cuándo es conveniente alargar el plazo del préstamo?
Hay dos circunstancias en las que el alargamiento del préstamo no será una solución viable a su problema de pago.
- Si además de un préstamo hipotecario hay inscritas en el registro otras cargas posteriores (otras hipotecas, embargos, etc.), la entidad de crédito no podrá ofrecerle una ampliación de su préstamo porque con la legislación hipotecaria actual perjudicaría la seguridad jurídica de la operación.
- Si su préstamo original tiene ya un plazo de amortización de cuarenta o más años, el alargamiento del plazo tiene un efecto mínimo en la reducción de la cuota y máximo en el encarecimiento de los costes totales.
El recurso a un eventual alargamiento del plazo de amortización es una decisión que requiere un proceso de reflexión previa y posiblemente un asesoramiento profesional sobre sus ventajas e inconvenientes. Los cuadros y gráficas de esta página y nuestro simulador pueden ayudarle a elegir la mejor opción para usted.
El importe de las cuotas de amortización de los préstamos es función de los tipos de interés y del plazo contratado. En la actualidad, los tipos se sitúan en el entorno del 4,5% – 5%, y los plazos contratados tienen una media de 25-30 años.
Para un tipo de interés dado, el ritmo de amortización en los préstamos con sistema de amortización constante es función del plazo de vencimiento contratado.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los préstamos hipotecarios se liquidan por el procedimiento de cuota constante comprensiva de intereses y amortización, que suele ser el procedimiento que mejor se acomoda a la estructura de ingresos de las familias.
Cada ciudadano debe buscar la combinación más adecuada entre el tipo de interés y el plazo para que la operación se acople bien a sus posibilidades. Alargar el plazo más de lo necesario supone pagar intereses más años y estrecharlo en exceso puede llegar a implicar una carga demasiado pesada. Lo importante es elegir la cuota que al consumidor le resulte más cómoda.