El Instituto Nacional de Estadística ha hecho públicos los datos sobre el precio de la vivienda en el segundo trimestre del año y los datos son realmente descorazonadores con una caída del 6,8%, respecto al mismo período del año anterior, una caída que se explica dentro del marco de la eliminación de la universalidad de la desgravación fiscal por compra de vivienda.
Este 6,8% supone una aceleración clara en el desplome del precio de la vivienda, ya que en el primer trimestre del año la caída fue del 4,1%, en relación al primer trimestre de 2010, con lo que todo apunta a que el precio de los inmuebles está todavía lejos de haber tocado suelo de manera definitiva.
2011 está siendo un año de caídas más agudas de las que se habían venido viendo últimamente en el mercado, ya que desde el segundo trimestre de 2009 las caídas de precios interanuales se habían venido situando en el 2%, con lo que nos enfrentamos a un agravamiento de cuatro puntos porcentuales.
La percepción general de estos datos es que el precio de la vivienda todavía tiene que reducirse de manera importante antes de que empiece el rebote, especialmente en determinadas zonas específicas, como pueden ser las zonas de costa o los lugares destinados a las segundas residencias.
En cuanto al desglose entre vivienda usada y vivienda nueva, la primera sufrió una caída de precios más pronunciada, con un 8,3%, mientras que la vivienda nueva soportó mejor el desplome de precios con un descenso del 5,2%, igualmente elevado pero más compensado que la vivienda nueva. Una diferencia que se agranda si tenemos en cuenta también los datos del primer semestre, ya que para el conjunto del año 2011 la vivienda de segunda mano ha abaratado su precio en un 6,4%, mientras que la vivienda nueva lo ha hecho en un 2,7%.
En este mismo sentido, y realizando una valoración de la caída de precios desde que comenzara la crisis económica, nos encontramos con un descenso entorno al 16%, según los valores del INE y del Ministerio de Fomento, lo cuál, según todos los analistas, arrojaría un descenso del 23% en términos reales, teniendo en cuenta las diferencias entre las estadísticas y la realidad.
En definitiva, que los precios de la vivienda siguen con una tendencia a la baja, una tendencia que se mantendrá con una previsión de un año, con una velocidad de caída que variará en función de la agresividad de las políticas comerciales de promotoras y constructoras, pero principalmente de las entidades financieras que todavía tienen que dar salida a la ingente cantidad de viviendas en stock que siguen acumulando.
No sería de extrañar, en este sentido, que en los próximos meses asistiéramos a campañas de rebajas de precios más drásticas para intentar captar la atención de los clientes, especialmente para poder competir con la ventaja competitiva que tienen ahora mismo las constructoras al poder ofrecer viviendas gravadas sólo con el 4% de IVA, lo que supone un descuento importante con el resto de viviendas en venta en la economía, tanto usada como nuevas en posesión de los bancos.