Los impagos, aparte de ser un drama social para las familias que los producen, casi siempre de manera involuntaria, y que, en muchas ocasiones termina en embargo hipotecario y posterior desahucio, son una fuente de problemas inagotable para las entidades financieras que lastran sus balances.
Por ello, de un tiempo a esta parte las entidades financieras están apurando sus opciones con estratagemas de todo tipo para evitar que esos impagos lleguen a sus balances y les condenen ante los mercados internacionales.
Y una de esas estratagemas que se está repitiendo de manera habitual en estas últimas semanas es la que ha denunciado la consultora Fitch es la de utilizar la renegociación de la deuda hipotecaria con los clientes.
Esta renegociación se centra en ampliar el plazo de amortización de las hipotecas, con lo que el tipo de interés se diluye en el tiempo y se reduce la cuota mensual a pagar por el cliente, con lo que tiene más facilidades para cumplirlas y evitar el impago.
De hecho, Fitch ha anunciado que en los últimos meses el plazo de amortización se ha ampliado en las diferentes hipotecas por una media de 80 meses.
Esta ampliación de plazo para los créditos hipotecarios, que puede ser positivo para los clientes, en términos de poder seguir pagando las hipotecas, y para las entidades financieras, al no acumular impagos, se vuelve contra el sistema porque mantiene unos niveles de crédito inadmisibles para los momentos actuales de crisis.
Con esos niveles de deuda privada, el sistema económico español se encuentra a merced de los mercados internacionales, por lo que sería interesante, en opinión de Fitch, que el crédito hipotecario se redujera de manera drástica, para facilitar así la salida de la crisis.