Los interventores del Banco de España que se están ocupando de la gestión de la CAM desde la intervención de estas semanas de atrás están descubriendo un tremendo agujero en los balances que pinta una situación aún peor de la que se temía el máximo organismo supervisor del sector financiero español.
Concretamente, se está hablando de un nivel de morosidad que superaría los 4.000 millones de euros, lo que dispararía la tasa de morosidad cerca del 9%, y complicaría sobre manera la situación de la entidad de cara a los mercados internacionales.
Estas dificultades provocarían que la CAM no estuviera en disposición de conceder préstamos a sus clientes ante su incapacidad para captar fondos líquidos que pudiera conceder en forma de hipotecas o préstamos al consumo.
De esta manera la funcionalidad de la caja valenciana se limita sobre manera quedando un pequeño margen de maniobra en términos de comercialización de productos financieros sin riesgo de ningún tipo de cara a la falta de pago.
Habrá que estar atentos al desarrollo de los acontecimientos pero se trata de una situación repetida ya en otros procesos de intervención, como el de Caja Castilla la Mancha o Caja Sur, ya que en estas otras entidades el agujero descubierto tras la intervención resultó ser mucho mayor de lo que originalmente se podía haber pensado.
Sin embargo, el Banco de España sigue dando muestras de confianza a los clientes de la entidad, en el sentido de que todos los depósitos se encuentran garantizados por el organismo financiero.