Cuanto cuesta el periodo de carencia

Entre las opciones que podemos incluir en una hipoteca figura el llamado periodo de carencia, Se trata de un lapso temporal en el que solamente habrá que hacer frente a los intereses que genere en préstamo, sin amortizar capital. Y es que en un préstamo hipotecario una parte del dinero de la cuota se destina al pago de intereses al banco y otra a amortizar capital o devolver el dinero que efectivamente debemos a la entidad financiera.

El sistema de amortización de la hipoteca es el encargado de determinar la forma en la que devolvemos el dinero al banco y por lo tanto que porcentaje de la cuota mensual va dirigido a saldar la deuda o amortizar capital (mucha gente lo denimona directamete a pagar la casa) y cuál ‘se pierde’ en pagar intereses al banco por el dinero perstado. Para estabilizar las cuotas se suele utilizar el sistema francés de amortización, que básicamente es un sistema de cuotas constantes pero que también hace que al principio se paguen muchos intereses y se amortice poco capital. En teoría el porcentaje que se paga de intereses debería variar en cada cuota, pero para que sea más sencillo hace el cálculo, en la mayoría de préstamos este se cambia en el momento de la revisión de la hipoteca cada año o cada seis meses.

Las hipotecas con carencia permiten pagar sólo los intereses que genere el préstamo sin tener que amortizar también el capital, lo que a efectos prácticos sirve para abaratar la cuota mensual, ya que sólo hay que hacer frente a una parte de la misma. Generalmente suelen activarse al principio de la vida del préstamo, cuando más justos andamos de capital tras hacer frente a los gastos de la hipoteca y cuando en teoría menor es nuestro sueldo (se supone que con el tiempo aumenta nuestro poder adquisitivo). Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de hipotecas no fija de antemano este periodo de carencia, sino que permite al hipoteca elegir cuando quiere que se active.

Por definición, debemos evitar activar el periodo de carencia. La razón es muy simple: estaremos pagando sólo intereses, sin que se reduzca el dinero que efectivamente debemos al banco. Esto se traduce en un aumento del coste total de la hipoteca.

Pero es que además, activar el periodo de carencia también puede tener un precio extra. Lo más habitual es que el banco y el hipoteca firmen un documento privado en el que acuerden las nuevas condiciones o el periodo de carencia, lo que no tiene coste alguno. Sin embargo, también puede darse el caso de que la entidad prefiera realizar una novación de la hipoteca, es decir, un cambio en las condiciones del préstamo. Y la novación hipotecaria sí lleva aparejados una serie de costes, empezando por la comisión por novación y siguiendo por los gastos de gestoría, notaría y registro.

En definitiva, que la carencia en hipotecas, si bien puede servir para sacarnos de un apuro, siempre sale cara a la larga. A los intereses extra que pagaremos (los mismos que la suma de las cuotas en las que no amorticemos capital), deberemos sumar posibles comisiones del banco.

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