Sin querer meter el dedo en la yaga, lo cierto es que acusamos demasiado rápido a las entidades financieras de ser las culpables de los ‘expediente X’ que muchas veces en los préstamos hipotecarios y en la contratación de productos financiero en general y sin embargo haríamos bien en repasar nuestros hábitos como consumidores. Una encuesta de la Federación de Usuarios Consumidores Independientes de la Comunidad de Madrid desvela que un 52% de las personas no termina de entender las hipotecas que firmaron en su día.
Lejos de ser una curiosidad, la encuesta, de la que se hace eco Lainformacion.com, muestra un estilo de entender la gestión financiera y el compromiso económico cuanto menos alarmantes. Y es que al 52% que asegura haber firmado la hipoteca sin leerse todo el contrato porque no lo entendía, hay que sumar un 26% que directamente asumió parte de lo que ponía en texto. Al final, sólo un 22% de los encuestados dijo haber comprendido completamente la hipoteca que estaba firmando.
La encuesta señala además los datos en los que más incidieron los bancos a la hora de explicar las condiciones del préstamo. En este sentido, un 88% asegura que recibió información clara y concisa sobre los tipos de interés y el plazo de la hipoteca, un porcentaje que se reduce al 62% para los gastos notariales y todavía más (cerca del 33%) para las comisiones y gastos de cancelación parcial de la hipoteca. Además, un 70% dice que no se le advirtió de la cláusula suelo.
A la vista de estos datos se puede entender mejor que el suelo hipotecario no sea una excepción sino casi una norma para las hipotecas firmadas durante el boom inmobiliario, que se firmasen créditos por encima de la capacidad de endeudamiento o, lo peor de todo, que se firmasen créditos pensando que se trataba de hipotecas bajo la modalidad de hipoteca abierta. Aún a riesgo de ir contracorriente cabe preguntarse ¿Es el banco el único culpable de estas atrocidades? ¿No puede ser que los propios ciudadanos tengamos algo que ver en esta situación?
La vivienda es la mayor inversión que una persona llevará a cabo en toda su vida y sin embargo invertimos más tiempo en buscar y comparar el precio de la nueva televisión/videocámara/coche… que el que dedicamos a estudiar el medio por el cual financiaremos la compra de la casa: la hipoteca. Se pueden poner diferentes excusas, empezando por el complicado lenguaje técnico de la escritura de la hipoteca y terminando por el desconocimiento de la legalidad a la que está sujeta la compra-venta de viviendas. Sin embargo, al final lo único que se desprende de todo esto es una cierta dejadez en la gestión de las finanzas personales, ya que si bien puede entenderse la dificultar para entender todos los términos del contrato hipotecario, no puede decirse lo mismo de no conocer nuestros derechos en la firma del préstamo más importante que firmaremos en nuestra vida.
Basta una simple búsqueda en Google para que nos aparezcan varios resultados explicando los derechos del consumidor a recibir información clara y veraz en la firma de su hipoteca y esta información no tiene que venir del banco, que, recordemos una vez más, no es nuestro amigo -las entidades son empresas privadas y como tales buscan obtener un beneficio-. Como ya comentamos en su momento, el papel del notario en la firma de la hipoteca pasa, entre otras cosas, por aclarar cualquier duda que pueda tener cualquier de las partes. Claro que para eso habrá que haberse leído previamente el contrato, que por otra parte el banco debe entregar por lo menos con dos días de antelación previa a la firma. Además, tampoco podrá añadir el propio día de la firma ninguna cláusula adicional. Y esto son sólo algunos apuntos.
Tampoco quiero decir con esto que todo lo que ha pasado con las hipotecas en España sea culpa de los usuarios ni mucho menos. Los bancos también son responsables de haber concedido préstamos de dudoso cobro o en condiciones cuando menos sospechosas. Simplemente quiero apuntar que debemos dejar de mirar a otro lado y asumir como consumidores las consecuencias de nuestros actos, que en este caso pasan por firmar una hipoteca sin entender lo que pone en el contrato o sin siquiera leerlo. Así, ¿Quien tiene la culpa?
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Un error gravísimo. Este desconocimiento sobre el sector hipotecario es lo que a veces lleva a muchos clientes a encontrarse con situaciones realmente dramáticas y desagradables. Visto así la culpa la tienen ambas partes: unos por aprovecharse, según en qué momentos; y otros por desconocer que se están aprovechando.